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»Cuando todo esto suceda,
la gente de Israel y de Judá
vendrá llorando a buscarme,
pues yo soy el Dios de Israel.
Preguntarán cómo llegar a Jerusalén,
y hacia allá se dirigirán.
Al llegar, se reunirán conmigo
para que hagamos un pacto eterno,
del cual nunca más se olvidarán.

»Mi pueblo ha perdido el rumbo;
ha vivido como un rebaño perdido,
pues sus jefes no supieron dirigirlo.
Por eso anduvo por las montañas,
extraviado y sin rumbo fijo;
¡hasta olvidó su lugar de descanso!

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